sábado, 18 de enero de 2014

Políticas de Perogrullo para salir de la crisis

El dinero no se crea ni se destruye; sólo se mangonea.

¿Cuál es el crimen perfecto? Aquel en el que no hay cadáver. Y si lo hubiera, que parezca un suicidio. Del mismo modo, no hay mejor atraco que robar legalmente. Y en esos menesteres, hay que admitir que nuestros amiguetes del Congreso lo han clavado. Han convertido España en una cleptocracia. Yo legislo, ejecuto y juzgo de manera que todo me salga que ni pintado. Que necesito votos, los compro a base de favores; que quiero una ley que me beneficie, la llevo al parlamento y la apruebo con mi mayoría absoluta; que un juez la quiere declarar anticonstitucional, lo unto o lo acuso de prevaricación, y si no, lo destituyo.
El político es un ser con vocación de servicio. Piensa siempre en los demás: en su sobrino, en su prima y en sus hijos, por eso sueña con dejarles una montaña de millones. Y cuanto más tienen, más quieren. Es una especie de gula monetaria, bautizada tiempos ha como avaricia, renombrada hoy como erótica del poder, que impide a las personas regirse por su moral. Por eso disponen según sea conveniente.
Por ejemplo, que hace falta dinero para financiar el partido, para campañas electorales y para mi supersueldo de seis dígitos, no pasa nada. Seguro que Bankia me regala la pasta. Y para ello, basta con aprobar un paquete de medidas fiscales que graven al gilipollas de a pie y que enriquezcan a la entidad bancaria. Total, para eso mi esposa es la presidenta del consejo de administración.
Cuando la carrera política está acabada, o ya se tiene el complemento ese vitalicio que es pornografía económica, casi pederastia monetaria, entonces uno se retira al sector privado donde ya se había pactado un puesto absurdo de mamoneador oficial –aquí lo llaman consejero, asesor o su puta madre–, y a verlas una vez más, no vaya ser que el amarre del yate me impida irme de lupanares todos los jueves y fiestas del fornicar.
Bien, pues si a estos coleguitas le pusiéramos un tope salarial de, pongamos, 5000 euros todo incluido, que es mucho menos de lo que se atizan en dietas y complementos, de repente la deuda se reduciría drásticamente.
Para el rico hecho a sí mismo también traigo un buen paquete de soluciones: nada de miles de fantastimillones, te llames Amancio o Cristiano. Si el dotado genera capital, pues de cine. Mejor viviremos todos, pero… ¿qué es eso de ganar en un minuto lo que yo gano en un mes? Nada de eso. Salario máximo limitado y a correr. Gordo, sí; obsceno, ni de coña. No mientras la peña se prenda gasolina porque los han desahuciado o lleven seis años con la única lotería de conseguir un puesto de trabajo, billete que nunca toca.
¿Pero qué mierda es esta de minimizar los sueños hasta desear, como única alegría, un sustento laboral? ¿Qué clase de felicidad en rebajas nos han vendido para que sólo aspiremos al alivio sistemático de nuestras más graves necesidades? ¿Dónde está el umbral de la miseria en términos de realización personal?
Chachi. Ya hemos suprimido dietas de ministros, racionalizado los salarios de futbolistas de élite y empresarios del ladrillo o de la tela; a los bancos les reducimos los beneficios a cotas asumibles; a sus directores, en la misma proporción. ¿Qué queda por hacer?
Lo primero, evidentemente, reactivar el consumo. Y nada mejor para esto que echar la vista atrás. La historia reciente nos ilumina cuando el camino está nublo. Tras el crack de 1929 en Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt incentivó la economía con un paquete de medidas coherentes y populares. Generó consumo que necesitaba de mano de obra; trabajadores que, con el bolsillo lleno, seguían gastando. El círculo se cerraba de manera equilibrada. Si no hay consumo no hay empleo. Y para ello se precisa que la gente sepa que no le va a faltar. Para estar pagando dos años de paros y miles de ayudas a desempleados, ¿por qué no generar trabajo para ellos? Infraestructuras, carreteras, limpieza, ayuda a la dependencia, comedores sociales… si hace falta hacer muchas cosas. Y no sólo para el que cobra paro, también para el que está buscando una ocupación remunerada. Si todos trabajamos, no habrá que ayudar a nadie. Y además, se generará consumo, y –toda vez que se penalice la especulación inmobiliaria–, la gente comprará pisos, saldrá a cenar, renovará vestuario, viajará y cambiará de automóvil.
La crisis ha tocado muchos sectores. También el celuloide. Y aquí la culpa es suya. Vale que los impuestos los están masacrando, pero si la sala está vacía a 7,20 euros, pues pon la entrada a 5. Las matemáticas no engañan. Una proyección nunca puede salir rentable si pagan quince. En cambio, con 200, aunque cobres menos, la ganancia es muchísimo mayor. ¿Tanto cuesta entenderlo? ¿O es que pagan alquiler por butaca ocupada?
Los impuestos. Tal vez no puedan bajarse, pero si en todos los hogares hay dos nóminas se podrán asumir sin excesivos traumas. Tal vez seamos todos menos ricos, pero aquí nadie habla ya del nivel de vida. Tan sólo se trata de erradicar la pobreza extrema.
Y los corruptos. A por ésos a degüello. Son todos unos chorizos, mangantes, infantas, tesoreros y presidentes. Porque las perras donde realmente están es detrás de sus cuadros. Y lamentablemente, tienen pinacotecas muy extensas.

3 comentarios:

  1. Te quiero como Presidente Drywater...je je je...Como siempre dices grandes verdades, como siempre con ironía (que me encanta) y como siempre todo lo que estás diciendo tiene sentido común, que al parecer es de lo que no hay que estar dotado para ser dirigente en nuestro país...Tus ajustes planteados son sensatos, justos y no serían una alternativa, podrían acercarse a la solución...Así es que como siempre un gran texto.

    Abrazos

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  2. En tres minutos he leído cosas mucho más coherentes que las que se han hecho en este país en los últimos 10 años.

    Ojalá alguien tomara nota y esto cambiase de una puta vez.

    "Pero qué mierda es esta de minimizar los sueños hasta desear, como única alegría, un sustento laboral? " No sabes cuantas veces he pensado esto mismo...

    Abrazos Dry.

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  3. Pero que eso de que nuestro horizonte se haya quedado en si nos llega para comer una sopa y un trozo de pan? mientras los que nos malgobiernan se pegan una vida padre a cuenta de los impuestos que marcan ellos. Sabes Dry, el otro día me decía uno que si quisiéramos levantarnos en plan revolucionario, no tendríamos ni para la guillotina ni para cuerdas para la horca, ¿que triste no? hasta los franceses tenían para el material allá por los 1790 o así, y nosotros nada. Que triste.
    En fin Dry, que ahí arriba has dejado bien claro lo oscuro que esta el panorama, lo oscuro que son los que nos gobiernan y lo oscuro de nuestra economía, que no la de ellos.
    Como nos tienes acostumbrados has dejado bien clarito quien es quien en este país y como funciona.

    Un abrazo artista!!

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